miércoles, 18 de septiembre de 2013

Capítulo 2: Reneesme

Mi pequeña Reneesme, mi niña de 1 año con aspecto de 5 y la mentalidad prácticamente la de un adulto.

Tenía un armario enorme como el de Edward y el mío juntos. Alice siempre estaba comprando ropa y rara vez dejaba que nos las pusiéramos dos veces y aunque había conseguido tranquilizarla con respecto a mi familia, me seguía pareciendo un auténtico despilfarro.

En las estanterías, que eran bastante clásicas de un color marrón oscuro, descansaban decenas de libros. Todos muy variados, desde filósofos clásicos hasta autores modernos. Reneesme y yo leíamos juntas, le encantaba la lectura pero de lo que yo disfrutaba era el estar las 2 abrazadas, en frente de la chimenea, un momento único entre ella y yo. Y si había algo que compitiera con los libros eso eran los discos de música, Edward la estaba enseñando bien. Muchas tardes se sentaban en el suelo del salón con unas cuantas carátulas tiradas por el suelo mientras escuchaban la música.

Aparte de estanterías tenía un escritorio. De él colgaban varios objetos brillantes, incluyendo el diamante que nos regalaron los Vulturis para mi boda, y unos cuantos cuadros con fotos de toda la familia. Al lado de la cama había una mesilla de noche con una lámpara y el medallón que le regalé a Reneesme descansando sobre una foto de nosotros 3 con Charlie en la puerta de mi casa de Forks.

Me senté en la cama y Edward me puso una mano en el hombro. Disfrutaba viendo a mi hija dormir. Quité un rizo color castaño que ocultaba su cara. Sus rosadas mejillas le daban un aspecto angelical, era como mi pequeño ángel, mi ser más apuesto después de Edward.

Edward me miró orgulloso por nuestra hija y algo triste por tener que dejarla. Tras una despedida silenciosa nos dirigimos a nuestra última parada, el salón. Jacob estaba sentado en el sofá, con los ojos entrecerrados, a punto de dormirse. Saltó del sofá y me dio un abrazo con una sonrisa de oreja a oreja.

    -Ya te vale Jacob ¿Es que no sabes los apenados que estamos por tener que dejarla?-

    -Lo siento Edward, pero sabes que no puedo evitarlo. Si no os lleváis a Nessie podré estar con ella. Y además volveremos a Forks. ¡Ya es hora de ver a mi padre!-

   -Este asqueroso lobo siempre dando problemas, ufff... no aguanto su olor- dijo Rose desde el balcón con cara de asco.

Siempre igual, sólo se aguantan cuando se trata de algo relacionado con mi hija.

    -¿Estás seguro de que tenemos que dejarla? Aún podemos llevárnosla- le supliqué a Edward. Me devolvió la mirada, él también estaba triste.

    -Bella tranquila, estará bien. Ya sabes que ella está de acuerdo- me acarició el pelo a la vez que una cálida sonrisa se dibujaba en su rostro.

    -Eso Bella, no te preocupes yo la cuidare, ya verás cómo no le pasará nada- Jacob preocupándose por no poder estar con ella.

Será egoísta, creí que él me comprendería mejor que nadie a fin de cuentas a él también le cuesta horrores separarse de mi pequeña Reneesme y en cambio prefiere que me separe yo de ella antes que él. No pude evitar echarle una mirada asesina.
Edward se colocó en medio sabía que si le hacía daño a Jacob después me arrepentiría. De seguro ni se le pasó por la cabeza el preocuparse por Jacob. Al menos eso me tranquilizó.

    -Vamos tranquilizaros, no podemos empezar así nuestro primer aniversario. Ya verás cómo Jacob cuida bien de ella- No le hacía falta leerme la mente pues mi cara lo decía, menos mal que al menos podré estar con él.

Nos despedimos una vez más. Edward agarró las maletas, Jacob le ayudó a meterlas en el maletero mientras yo me despedía de Rose.

Edward puso el coche en marcha y así comenzó nuestro viaje de aniversario.

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